Aliementarnos Sanamente cuando implica la producción y las relaciones alrededor del alimento no sólo nos aporta salud al cuerpo, también reduce nuestra contribución como país al cambio climático (salud ambiental), nos provee de soberanía alimentaria haciéndonos depender menos de productos extranjeros (salud económica) y, a la larga, seremos una sociedad menos propensa a la obesidad y a enfermedades de inflamación crónica de base alimenticia (salud pública).
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comer bien es más que un placer
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Historia
Alma Piñeyro-Nelson
En 2017 se publicó un estudio (González-Ortega etal, 2017), donde se muestrearon más de 300 productos diferentes derivados de maíz en México -con énfasis en productos industrializados- documentando que el 85% de los alimentos muestreados presentaban una o más secuencias transgénicas, y una proporción de estos alimentos también tenían trazas de herbicida (glifosato o su metabolito, AMPA). Este estudio siguiere que parte de las 14 millones de toneladas de grano de maíz que se importaron desde Estados Unidos en 2016 (SAGARPA, 2017) en su mayoría (95%) transgénico, está acabando en la cadena alimenticia humana, con potenciales consecuencias negativas a la salud de los consumidores.
Síntesis de la detección de transgenes en maíces nativos de México
En 2001 se publicó un reporte por parte de Quist y Chapela que documentaba la presencia de secuencias transgénicas en maíces nativos de algunas comunidades de la Sierra Norte de Oaxaca. Este descubrimiento generó preocupación y controversia, dado que desde 1998 había una moratoria de facto a la siembra a campo abierto de maíces transgénicos en México.
A partir de este descubrimiento, las secretarías de medio ambiente (SEMARNAT) y agricultura (SAGARPA) llevaron a cabo diferentes esfuerzos de colecta de maíces nativos para analizarlos en el laboratorio para determinar si portaban transgenes.
A partir de estos esfuerzos salieron varios reportes técnicos y un artículo científico que sugería que los transgenes habían “desaparecido” de la Sierra Norte (Ortiz-García et al., 2005); sin embargo, más tarde los resultados de este estudio serían refutados y se comprobaría que hasta 2004, había aún maíces nativos en esta región de México con presencia de transgenes (Piñeyro-Nelson et al., 2009). A su vez, otros estudios documentarían presencia de proteínas recombinantes en maíces nativos de diferentes partes de México (Dyer et al., 2009), pero en baja proporción y localidades específicas. Después de esta fecha, han salido otros reportes documentando la presencia de transgenes en maíces nativos de varios lugares del país (INECC, 2015) y de nuevo en Oaxaca (Agapito-Tenfen et al, 2017; Rendón et al, 2019). El reporte más reciente realizado para el INECC, documenta presencia aún en bajas frecuencias, de transgenes en los 5 estados estudiados (CDMX, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Veracruz; Álvarez-Buylla, 2018). Estos resultados sugieren que las políticas de gobierno han sido insuficientes para proteger los maíces nativos y que este trabajo lo han hecho los pueblos.
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