Existe una oda a la naturaleza cíclica de la semilla que consiste en dar, recibir, retornar, reciclarse y nunca caer obsoleta. La intervención fundamental de los campesinos que siguen cultivando y salvaguardando la diversidad y riqueza de las semillas nativas frente a la esterilidad de los monocultivos de la agricultura industrial, se convierte no sólo en un acto de defensa del maíz como sustento y alimento, sino como una poderosa forma de resistencia social y política. Y es así que celebrando la diversidad que existe en las Milpas, las relaciones simbióticas e interdependientes entre especies se transforman en procesos de reivindicación y lucha.

 

Cadhla Kennedy

co-Directora y Directora de Fotografía